10 Ideas Clave
1. México es uno de los mayores productores mundiales de amapola. Esta realidad, uno de los pilares de la guerra contra las drogas, contrasta con la escasez de conocimiento acerca de lo que representa el cultivo en el panorama social, económico, político y agrícola del país.
2. La amapola no tiene raíz tradicional. Es un fenómeno económico: una producción, alimentada por un mercado. Esto no impide que la flor se haya integrado a prácticas culturales, pero es importante evitar cualquier visión romántica acerca de la amapola.
3. La amapola produce un recurso ilegal que perturba los equilibrios sociales y económicos. El boom de la amapola a partir de 1980-1990 representa un giro brutal que trastornó las perspectivas de trabajo, las relaciones entre espacios rurales y urbanos, y la forma en que se relaciona el Estado mexicano con sus márgenes.
4. El boom de la amapola está asociado con las reformas del Estado mexicano en los 1980 y 1990. El punto culminante fue la firma del Tratado de libre comercio (TLCAN-1994) que transformó ciertas regiones en potencias agrícolas regionales e internacionales, mientras que otras, como Guerrero, se convirtieron cada vez más en proveedora de mano de obra.
5. A nivel local, la producción de amapola no es un secreto: la población sabe dónde, quién y cuándo se cultiva. Esto incluye a las autoridades y fuerzas públicas. El boom de los cultivos ilícitos, entonces, no se da a espaldas del Estado, sino que se articulan con intereses políticos y económicos que no se estudian lo suficiente.
6. La comprensión de los cultivos de amapola en México está limitada por la ausencia de registro sistemático que permita monitorear su evolución en el tiempo, distribución en el territorio y características básicas de producción (superficies sembradas, precios, rendimientos, entre otras).
7. La rentabilidad de los cultivos yace en la demanda y en la ilegalidad del producto. Los mercados de consumo incentivan la producción, y la remuneración es elevada por los riesgos y los pagos relacionados con el transporte de la sustancia. Cada vez que el producto pasa por un intermediario, su precio se multiplica. Ellos captan la mayor parte de la riqueza, no los cultivadores.
8. La cuestión de la amapola no es únicamente un tema rural. Las ganancias que genera la goma fluyen entre las ciudades y las periferias, alimentando toda la economía regional.
9. No se puede entender el desarrollo del narcotráfico sin tomar en cuenta que todo lo que facilita el comercio legal, también lo hace para el ilegal. Hay que estudiar la parte menos cinematográfica de las economías ilícitas: el negocio, el capital y las infraestructuras locales y regionales necesarias para su funcionamiento.
10. A partir del 2017, el fentanilo alteró el mercado de la amapola y heroína. Nadie, ni los cultivadores ni los analistas, habían previsto la crisis del mercado de la goma. Estamos poco preparados a conceptualizar la idea de una crisis del mercado de las drogas, tan acostumbrados –¿obsesionados? - que estamos con su supuesta expansión, rentabilidad y vitalidad perpetuas.